lunes, 29 de septiembre de 2008

Fundador del Sodalicio convocado al Sínodo de Obispos en el Vaticano


Roma, 06/09/08 (Noticias del Sodalicio).- Un comunicado de la Secretaría General del Sínodo de lo Obispos informa que bajo autorización del Papa Benedicto XVI ha. sido nombrado el Fundador y Superior General del Sodalicio de Vida Cristiana, Don Luis Fernando Figari como «auditor» para participar en la XII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que se llevará a cabo el próximo mes de octubre en el Vaticano. El encuentro, a realizarse del 5 al 26 de octubre, reflexionará sobre el tema «La Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia».
El Sínodo de los Obispos fue creado por el Papa Pablo VI en 1965, en respuesta a los deseos de los Padres del Concilio Vaticano II de conformar una asamblea de Obispos de todo el mundo, escogidos por el Papa, que se reúnen en ocasiones determinadas para fomentar la unión con el Santo Padre y ayudarlo en temas referidos a la acción de la Iglesia en el mundo. Aunque se trata de una asamblea de Obispos, pueden convocarse a sacerdotes y laicos para enriquecer la reflexión de la asamblea.
En esta ocasión son sólo 37 auditores, entre sacerdotes y laicos, los que han sido invitados en función de sus excelencias personales y de su condición en relación con el tema tratado. La presencia activa del auditor pone de relieve la ocasión y la fe propia de cada uno de ellos como miembro de la Iglesia y el rol que desempeña en la misión eclesial. Correspondiendo a la invitación de la Secretaría del Sínodo de Obispos, cada uno juega un papel único en esta asamblea que celebra la verdadera naturaleza de la Iglesia. Los auditores, al igual que los obispos que asisten al sínodo, participan en sesiones plenarias y en los grupos lingüísticos para profundizar en la materia por tratar.
Este sínodo sobre la Palabra de Dios tendrá dos puntos de referencia: el primero es el Sínodo anterior sobre la Eucaristía y el segundo es el Año Paulino.
Luis Fernando Figari, consagrado, nació en Lima en 1947, es el Fundador del Sodalicio de Vida Cristiana, Sociedad de Vida Apostólica de Derecho Pontificio, aprobada por el Papa Juan Pablo II en el año 1997. En el año 2002 fue nombrado por S.S. Juan Pablo II consultor del Pontificio Consejo para los Laicos, alto puesto de servicio en el que ha sido ratificado. Ha participado igualmente en el anterior Sínodo de Obispos realizado el año 2005 y en la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano realizada en Aparecida en 2007.
Es también fundador del
Movimiento de Vida Cristiana, la Fraternidad Mariana de la Reconciliación, las Siervas del Plan de Dios, así como la Hermandad Nuestra Señora de la Reconciliación y la Asociación de María Inmaculada.
Estas instituciones eclesiales fundadas por
Luis Fernando Figari comparten una espiritualidad común y constituyen la Familia Sodálite surgida precisamente en Perú. En la actualidad los miembros de esta familia espiritual de la Iglesia Católica se encuentran en numerosos países de América, Europa, África, Asia y Oceanía. Toda la familia espiritual del Sodalicio de Vida Cristiana por su parte se ha unido intensamente con su Fundador en oración por el Sínodo.

"San Pablo es Maestro de Fe y Verdad para la gente de hoy"



Al inaugurar el año Paulino, el Papa Benedicto XVI destacó que el Apóstol es Maestro de Fe y Verdad de las gentes de hoy; y que su labor evangelizadora estuvo centrada en el amor a Cristo y la verdadera libertad que se presentan ejemplares para todas las generaciones.
El Santo Padre recuerda al gran Apóstol, como " 'Maestro de las gentes': estas palabras se abren al futuro, hacia todos los pueblos y generaciones. Pablo no es para nosotros una figura del pasado, que recordamos con veneración. Es también nuestro maestro, apóstol y heraldo de Jesucristo también para nosotros".
Luego de explicar que este Año Paulino debe servir para escuchar y aprender de San Pablo, "'la fe y la verdad', en las que están enraizadas las razones de la unidad entre los discípulos de Cristo", el Papa destacó que ha querido "prender, para este bimilenario del nacimiento del Apóstol, una especial 'Flama Paulina', que permanecerá encendida durante todo el año en un brasero especial colocado en el cuadripórtico de la Basílica".
"En la Carta a los Gálatas", San Pablo "nos ha dado una profesión de fe muy personal, en la que abre su corazón a los lectores de todos los tiempos y revela la más íntima primavera de su
vida. 'Vivo en la fe del Hijo de Dios, que me ha amado y se ha dado a sí mismo por mí'. Todo lo que Pablo hace, parte de este centro. Su fe es la experiencia del ser amado por Jesucristo en modo personal, es la conciencia del hecho que Cristo ha afrontado la muerte no por alguna cosa anónima, sino por amor a él –de Pablo– y que, como Resucitado, lo ama siempre, por lo que se ha donado por él. Su fue está en haber sido remecido por el amor de Jesucristo, un amor que lo lleva hasta lo íntimo y lo transforma", explicó el Pontífice.
"Su fe no es una teoría, una opinión sobre Dios y el mundo. Su fe es el impacto del amor de Dios en su corazón. Y así esta misma fe y amor por Jesucristo", precisó.
Tras señalar que la verdad era para el Apóstol "demasiado grande para estar dispuesto a sacrificarla en vista de un éxito externo" y que ésta "que había experimentado en el encuentro con el Resucitado bien merecía para él la lucha, la persecución, el sufrimiento",
Benedicto XVI destacó que "lo que lo motivaba en lo más profundo era ser amado por Jesucristo y el deseo de transmitir a otros este amor".
"Pablo era capaz de amar, y toda su obra y sufrimiento se explica solo a partir de este centro. Los conceptos fundantes de su anuncio se comprenden únicamente en base a ello. Tomamos entonces una de sus palabras clave: la libertad. La experiencia de ser amado hasta lo profundo por Cristo le había abierto los ojos a la verdad y la existencia humana, pues esta experiencia abrazaba todo. Pablo era libre como hombre amado por Dios que, en virtud de Dios, estaba en capacidad de amar junto con Él. Este amor es entonces la 'ley' de su vida así como lo es la libertad en su vida. Él habla y actúa movido por la responsabilidad del amor. Libertad y responsabilidad están aquí unidas de modo indivisible. Porque está en la responsabilidad del amor, él que es libre, porque es alguien que ama, él vive totalmente en la responsabilidad de este amor y no toma la libertad como pretexto para ser arbitrario o para el egoísmo".
El Papa también explica luego que San Pablo es ejemplo de cómo "no hay amor sin sufrimiento, sin el sufrimiento de la renuncia a sí mismo, de la transformación y purificación del yo para la verdadera libertad. Allí donde no hay nada que valga la pena para sufrir, también la vida misma pierde su valor".
Finalmente, Benedicto XVI dijo que "a la luz de todas las cartas de San Pablo, vemos como en su camino de maestro de las gentes se ha cumplido la profecía de Ananías en la hora de la llamada: 'Yo les mostraré cuánto deberá sufrir por mi nombre'. Su sufrimiento lo hace creíble como maestro de verdad, que no busca el propio orgullo, la propia gloria, la veneración personal, pero se esfuerza por Quien los ha amado y se ha dado a sí mismo por todos nosotros".